Junto con el avance en materia digital, en España aparecen nuevos retos y riesgos para la Sociedad de la Información. Así lo expresó José María Sanz-Magallón, director de la Fundación Telefónica, durante la presentación del Informe Sociedad Digital en España 2017, al señalar que el anterior “fue el año de los ciberataques (WannaCry, el más relevante) y de la eclosión de las fake news y su injerencia en el terreno de la política”. El directivo agregó que la certeza sobre la importancia de estos fenómenos es tal que la ciberseguridad y las fake news están entre las prioridades de la actual estrategia de seguridad nacional.
En el ámbito global, el Foro Económico Mundial situó los ciberataques entre los riesgos con mayor probabilidad de ocurrencia y potencial de impacto, por encima del terrorismo. Asimismo, se estima que el mercado mundial de ciberseguridad crecerá a una tasa anual del 8.3% hasta 2020 y esta área se está convirtiendo en un activo estratégico en las políticas de seguridad nacional de los Estados.
A nivel doméstico, el informe de la Fundación Telefónica señala que el 63,9% de los ordenadores de los hogares españoles tiene algún programa maligno o malware y un gran porcentaje de la población española aún no es consciente de estas vulnerabilidades.
El estudio también encontró que en 2017 aumentó ligeramente la importancia que los usuarios dan a la privacidad de los datos (83,7% de los usuarios, 3,4 puntos más que en 2016). Más entre las mujeres (89%) que entre los hombres (78,3%). Sanz-Magallón afirmó también que el 90% de los usuarios considera importante poder ejercer un control sobre la información que se cuelga en la red.
El análisis sdiE[1] señala además que la confianza en la Ley Orgánica de Protección de Datos sigue siendo alta y que el 85,6% de la población española dejaría de utilizar un servicio determinado si vulnera las normas de control de seguridad. Esto evidencia un aumento en la preocupación y precaución de los usuarios ante la falta de privacidad de la información en la red. Los internautas españoles, además, tienden a confiar en los servicios, siempre y cuando sigan las normas existentes, y el antivirus se mantiene como la medida más frecuente para preservar la privacidad y evitar riesgos.
Entre otras medidas adoptadas cabe señalar que más de la mitad de los usuarios de 20 a 24 años utiliza bloqueadores para filtrar o evitar publicidad al navegar en internet (55,8%). Desconectar el GPS se convierte en la medida más común para los usuarios de 14 a 19 años (88,5%), por delante del uso del antivirus y de tapar la webcam, mientras que el 22,5% de los jóvenes de entre 14 y 19 años no utiliza antivirus.
El Internet de las Cosas (65,2%), los sistemas de reconocimiento facial (57,9%) y la nube (55,6%) son las tecnologías que más afectan a la privacidad según los internautas españoles.
Según el Informe, además, 8 de cada 10 usuarios se muestran a favor de que las operadoras de telecomunicaciones dispongan de una plataforma para gestionar sus datos. Y, el 34.5% de los internautas considera que, a día de hoy, las empresas de telecomunicaciones –sujetas a una regulación específica- protegen mejor sus datos que los proveedores y plataformas online de servicios digitales, mientras que el 54,7% de la confianza depositada en las telecos proviene de usuarios de 14 a 19 años.
En el evento de presentación del Informe César Alierta, presidente de la Fundación Telefónica, afirmó que Telefónica invierte al año 10 mil millones de euros en redes, y que garantizar la seguridad de las comunicaciones en Europa requiere de 4 mil millones de euros por parte de Europa, tarea que “es fundamental porque todo va a ser digital”.
Para este directivo establecer la privacidad y seguridad de las comunicaciones en Europa es una “prioridad fundamental” que requiere convencer a la Comisión Europea para que desarrolle una norma que las garantice, pues ese modelo sería replicado en América Latina y otras regiones del mundo. “Tendríamos un mundo digital privado y seguro y eso sí que es defender los derechos de las personas”, puntualizó.
Presentación del Informe «Sociedad Digital en España 2017», de la Fundación Telefónica
Por: Soraya Carvajal B.
“España está bien, vamos bien en el tema digital, pero podríamos estar mejor, especialmente en cuanto a la educación, porque es fundamental que las nuevas generaciones sepan moverse con competencias digitales, en Big Data, Cloud e inteligencia artificial”, afirmó César Alierta, presidente de la Fundación Telefónica, durante la presentación del informe ‘Sociedad Digital en España 2017’, que se realizó hoy en Madrid.
Alierta remarcó este aspecto al señalar que en España “hacen falta 2,5 millones de chicos y chicas de aquí a 2020 que estudien para ser expertos en digitalización y hacer frente a la gran demanda en el sector” y por eso resaltó que la educación debe ser una prioridad para los gobiernos, los cuales deben adaptarla a los tiempos y necesidades actuales, pues en su opinión, “en nuestro país se sigue enseñando lo que era válido en 1980y eso no puede ser. Los que mandan no son conscientes del problema de la falta de formación, y eso es preocupante”.
Esta afirmación cobra mayor relevancia al tener en cuenta que, según un estudio de LinkedIn, “de las 10 habilidades profesionales más demandadas en el año 2017 en esa red en España, 9 estában relacionadas con las competencias digitales”, afirmó José María Sanz-Magallón, director general de Fundación Telefónica.
Entre las habilidades profesionales señaladas están: Cloud computing y distributed computing, análisis estadístico y recopilación de datos, arquitectura web y desarrollo de infraestructura, software QA y user testing, diseño de interfaz de usuario, SEO/SEM, ingeniería y almacenamiento de datos, middleware y software de integración y software de integración de sistemas.
El Informe Sociedad Digital en España 2017 sostiene además, que la sociedad española ya es digital gracias a la cobertura y a los servicios de la banda ancha de acceso móvil; al liderazgo en el despliegue de la fibra óptica hasta el hogar, con más clientes que Alemania, Reino Unido, Francia e Italia juntos, consolidándose como la tercera red de acceso mediante fibra más extensa de los países de la OCDE; y a que el país tiene una generación que prácticamente es “mobile first ó mobile only”, pues el 50% de los jóvenes españoles consumen entre el 90% y el 100% de su tiempo en red en una pantalla móvil y el 86% ya utiliza un smartphone y lo usa como dispositivo de referencia.
Pero, paradójicamente, sólo el 31% de los españoles cuenta con competencias digitales avanzadas y tan sólo el 23% tiene habilidades digitales básicas. Es decir, prácticamente la mitad de la población no tiene las competencias digitales necesarias para afrontar adecuadamente la transformación digital.
Por todo esto, y teniendo en cuenta que las habilidades más demandadas en el futuro estarán relacionadas con las TIC y el análisis de datos, el Informe señala que la digitalización requiere la urgente adaptación de las enseñanzas y los conocimientos de los estudiantes a este nuevo paradigma.
En contraste, al poner el foco en los aspectos positivos encontramos que la digitalización está siendo una herramienta esencial para que la mejora educativa pueda producirse y sea capaz de llegar a todos los ámbitos, incluso a los más vulnerables.
En este sentido, Sanz-Magallón señaló que, según el Informe sdiE[1], en España el 68% de los internautas han utilizado internet como herramienta para mejorar su formación y está aumentando la visualización de vídeos de formación. Asimismo, 7 de cada 10 usuarios considera que ha mejorado su formación gracias a internet y casi el 80% de los adolescentes que accede a vídeos formativos lo hace para complementar su formación reglada.
Y es que, aunque los vídeos de aprendizaje que más interés siguen despertando están relacionados con aficiones, esta es una tendencia que va decayendo, mientras que la visualización de vídeos de formación reglada aumenta y en 2017 un 54,3% de los internautas accedieron a ellos, 10 puntos más que en 2016.
Este crecimiento se dio en un 30% entre los jóvenes de 14 a 19 años y en un 69.2% entre los usuarios de 25 a 34 años. El estudio estableció además que los hombres acceden más que las mujeres a vídeos relacionados con el trabajo y la formación reglada y que 8 de cada 10 usuarios recurre al vídeo con fines formativos, un proceso -el formativo- que se alarga cada vez más, pues el mercado de trabajo exige a los jóvenes seguir aprendiendo.
Recientemente se constituyó en Madrid la Asociación Europea de Víctimas del Conflicto Armado Colombiano, Asevicom, organización que pretende aglutinar al mayor número de afectados por el conflicto residentes en España y conseguir la atención y reparaciones pertinentes por parte del Estado colombiano.
Ulpiano Rodríguez, Presidente de Asevicom, asegura que en España hay entre 80 y 90 personas que llegaron desplazadas por el conflicto interno colombiano y que el principal impulso para organizarse ha sido el abandono estatal que sienten las víctimas, pues aunque en varias ocasiones han sido entrevistadas por funcionarios de la Unidad de Víctimas y de la Defensoría del Pueblo de Colombia, hasta el momento no han recibido ningún tipo de compensación.
“Las personas que integramos la asociación estamos reconocidas como víctimas, figuramos en los listados del Registro Único de Víctimas (RUV) y estamos trabajando para que las ayudas y compensaciones a las que tenemos derecho, pronto se hagan efectivas. Además, estamos difundiendo la información para que la gente que salió desplazada de Colombia, habiendo puesto su situación en conocimiento de las autoridades nacionales, sepa que tiene plazo para inscribirse en los consulados de nuestro país hasta junio de 2015, a fin de que se les reconozca su condición de víctimas”, afirmó Rodríguez.
Ulpiano Rodríguez, Presidente de Asevicom
El representante de la Asociación señaló también que actualmente la situación de las víctimas residentes en el exterior es más visible porque la grave crisis económica que atraviesa España les ha dejado en una situación de mayor vulnerabilidad. “La mayoría de quienes vinimos desplazados a España estamos pasando por una situación bastante difícil, marcada por el desempleo y la falta de recursos, personalmente yo llevo 2 años en el paro y ya se nos han acabado las prestaciones sociales o ayudas en este país”.
Pero, aunque la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras (Ley 1448 de 2011), establece distintas medidas de atención, asistencia y reparación para las personas reconocidas como víctimas del conflicto interno colombiano, Rodríguez afirma que, hasta ahora, ninguna de las personas residentes en España ha recibido la indemnización y tampoco han tenido la atención psicológica o psiquiátrica que establece la norma.
“Desde Asevicom estamos luchando y sumando esfuerzos para que se nos reconozcan lo más pronto posible esas ayudas para poder sobrevivir, porque estamos bastante mal”, puntualizó.
Y ante el posible cuestionamiento de quienes podrían calificarlos como “oportunistas” por reclamar compensaciones estatales, pese a llevar varios años viviendo en el exterior, Rodríguez es contundente en señalar que “cada uno maneja el miedo como puede, de acuerdo a sus circunstancias, pero hay que tener en cuenta que emigrar, salir del país, dejar toda tu vida y en muchos casos a tu familia no es fácil. Además, al venir a otro país hemos enfrentado problemas, hemos sufrido humillaciones y cuando hemos trabajado también hemos aportado al progreso de nuestro país, pues hemos enviado remesas a nuestros familiares, y no hay que olvidar que las remesas son un importante factor de financiación en Colombia”.
¿Qué dice la Ley de Victimas?
La complejidad de las circunstancias a las que se enfrentan las víctimas del conflicto armado dificulta el planteamiento y adopción de cualquier política que pretenda establecer mecanismos de atención y reparación, tanto por la suficiencia como por la efectividad en su definición e implementación.
En el caso del conflicto colombiano, paradigmático por su antigüedad y por las múltiples causas del mismo, las medidas adoptadas por el gobierno remiten a la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, que pretendedar cobertura integral y con carácter diferencial a quienes, individual o colectivamente, hayan sufrido daños por el conflicto armado, y que se articula en el marco de la política de Justicia Transicional, es decir, del conjunto de medidas judiciales y políticas destinadas a la reparación de las víctimas de violaciones masivas de derechos humanos.
De esta iniciativa legislativa destaca el alcance en cuanto a asistencia y reparación, pues entiende que el tratamiento de las consecuencias del conflicto exceden los aspectos estrictamente económicos; razón por la cual la eficiencia y eficacia de las medidas irían más allá de las indemnizaciones administrativas, que constituirían solo uno de los elementos del conjunto de mecanismos a incluir en el proceso de reparación.
Fuente: Plan Nacional de Atención y Reparación Integral de Víctimas
Así, el procedimiento de reparación administrativa no se agota con la asignación de una indemnización económica, sino que se extiende a medidas orientadas a la restitución de tierras, al restablecimiento de las víctimas en el ejercicio de derechos, atención psicosocial y establecimiento de garantías de no repetición, de manera que las violaciones a los Derechos Humanos no vuelvan a suceder, entre otros alcances. De la misma manera, la norma recalca el carácterdiferencial de género, minorías, infancia y discapacidad que permitirían calificar la situación de beneficiarios de las medidas.
Respecto a la reparación administrativa, la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras establece un procedimiento especial por medio del cual se evitaría: (i) que víctimas con derechos se queden por fuera del proceso de indemnización, y (ii) que personas sin derecho sean incluidas en el sistema injustamente. Para la implementación de la iniciativa la norma crea el Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas, SNARIV, que comprometido con criterios de descentralización, mediante 32 instituciones del orden nacional y otras instancias de orden territorial, tiene alcance departamental, distrital y municipal.
La Ley también establece una serie de elementos con base en los cuales define la condición de víctima, aspecto determinante a la hora de valorar las situaciones que permitan la calificación de los sujetos de derecho. No obstante, la acreditación de los daños sufridos atiende al principio de buena fe, con fundamento en el cual se libera a las víctimas de la carga probatoria de su condición, dando peso a la declaración y presumiendo la veracidad de la misma.
De esta manera, las herramientas del sistema se hallan integradas en la Red Nacional de Información para la Atención y Reparación a las Víctimas; el Registro Único de Víctimas (RUV), requisito para el acceso a las medidas de asistencia y reparación; el Registro de Tierras Despojadas; y el Plan Nacional para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, en el que se establecen los mecanismos necesarios para la implementación del conjunto de medidas.
En lo que se refiere a la situación de víctimas residentes en el extranjero, las garantías de no repetición contenidas en el literal j. del Artículo 149 la Ley 1448 de 2011 establecen que el Estado Colombiano adoptará la «j) Difusión de la información sobre los derechos de las víctimas radicadas en el exterior»; a la vez que en el Artículo 204 indica que «El Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, y de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 30, garantizará que las víctimas de que trata la presente ley que se encuentren fuera del país sean informadas y orientadas adecuadamente acerca de sus derechos, medidas y recursos».
Finalmente, cabe mencionar que muchas de las medidas del proceso de acompañamiento y reparación integral a las víctimas se materializan específicamente en Colombia, pues son desarrolladas por el sistema institucional, en el marco de las competencias circunscritas al territorio nacional, lo que supondría, posiblemente, un difícil encaje con las reivindicaciones de las víctimas residentes en el exterior. De esta manera, estas posibles limitaciones plantean nuevos esfuerzos en la búsqueda de mecanismos que contribuyan al logro de la eficiencia y eficacia en materia de reparación.
La aventura es un camino. La aventura real – autodeterminada, automotivada y a menudo riesgosa- te fuerza a tener encuentros en carne propia con el mundo. El mundo tal como es, no como te lo imaginas.
Tu cuerpo va a chocar con la tierra y tú serás testigo de eso. De esta manera te verás obligado a lidiar con la bondad ilimitada y la crueldad insondable de la humanidad –y quizás te darás cuenta que tú mismo eres capaz de ambas. Esto te cambiará. Nada será blanco y negro nuevamente.
Mark Jenkins
Carolina Rodríguez. Informática. Seis meses viviendo en Estados Unidos.
¿Qué piensas del planteamiento de que los jóvenes españoles que están emigrando, o saliendo del país, se van por deseos de aventura o ante la posibilidad de movilidad exterior?
Carolina Rodríguez: En mi caso, trabajando en España, conseguí una oferta de trabajo en el exterior y pienso que trabajar fuera es una gran oportunidad para aprender acerca de la vida, es una buena experiencia, pero como todo, no es fácil. Me parece una gran posibilidad para abrirnos a otro mundo, a otras culturas, y vivir nuevos aprendizajes.
¿Cómo ha sido tu experiencia al vivir y trabajar en el exterior? ¿Cómo la evalúas tanto en lo personal como en lo laboral?
C.R: Los principios no son fáciles, pero se tienen que combatir los momentos duros con otros momentos de mayor adrenalina, pensando en qué nos depara el país en el que nos resguardamos. Mi experiencia, tanto en lo personal como en lo profesional ha merecido la pena, a pesar de los obstáculos (la falta de la familia, los amigos, el proceso de adaptación, etc.). Pero por otro lado, sin obstáculos no habría retos, por lo que tenemos que preguntarnos ¿Dónde está el siguiente reto?
¿Está entre tus planes la perspectiva de regresar a España en un futuro cercano? ¿Ves posibilidades a corto o mediano plazo?
C.R: Si, por qué no. Estoy en un país donde en todo momento estás en la cuerda floja (laboralmente), es decir, en cualquier momento pueden prescindir de mí, aunque mi vuelta a España no sería por voluntad propia, en este momento.
¿Cómo ves a tu país desde el exterior? ¿Qué imagen tienes ahora de España?
C.R: Me gustaría poder decir otra cosa pero lamentablemente España es un país de desgastes. Desgaste de jóvenes en paro, de personas mayores sin recursos y los gobiernos no hacen nada. La imagen de España que se tiene en Estados Unidos es la de un país que no puede escapar de la crisis y que no hace nada efectivo para solventarlo.
¿Qué piensas del planteamiento de que la gente que emigra de España lo hace dando prioridad a solucionar un problema individual, en lugar de permanecer en el país y tratar de mejorar la situación?
C.R: Sinceramente es así, estamos en un país cada día más individual, en donde la gente no mira por nada ni por nadie, sólo piensa en cómo sobrevivir día a día y poder tener un futuro mejor.
¿Qué has aprendido, qué te ha dejado a nivel personal tu experiencia viviendo en el exterior?
C.R: Supervivencia, esa es la palabra que lo describe.
¿De lo que has vivido y aprendido en el país donde ahora resides, qué crees que debería implementarse en España para que esta sociedad fuese a mejor?
C.R: Sí, muchas cosas tendríamos que aprender los españoles de los americanos. Subrayo la amabilidad, la facilidad de ofrecerse a ayudar al prójimo sin conocerlo y sin ningún interés. Algo que se debería de implementar en España sería endurecer las leyes para que así la gente respetase al prójimo. Como ejemplo significativo, diré que en la zona donde vivo en Massachusetts se puede dejar el coche en marcha, con la llave puesta, mientras se calienta en el inverno y con toda confianza, algo impensable en España.
“Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente»
Mark Twain
Paula Cid. Socióloga. Cuatro años viviendo en Argentina.
¿Qué piensas del planteamiento de que los jóvenes españoles que están emigrando o saliendo del país, se van por deseos de aventura o ante la posibilidad de movilidad exterior?
Paula Cid: Creo que cuando se habla de «jóvenes españoles» hablamos de un perfil que no representa a la juventud española en general, sino que se hace referencia a jóvenes profesionales que tienen los recursos para poder emigrar al extranjero a desarrollarse profesionalmente, pues tienen más oportunidades que en España. Creo que esa es una imagen bien sesgada de la juventud española.
En mi caso, emigré hace 4 años y lo que me motivó fue la falta de oportunidades profesionales en España y la motivación de continuar formándome en el extranjero, algo que valoro como muy positivo. Aquí estuve becada para estudiar un postgrado en la Universidad de Buenos Aires, UBA, por dos años, una vez finalizado el postgrado pensé en regresar pero el tema del trabajo estaba fatal en España así que busqué aquí y bueno, más o menos he ido creciendo profesionalmente y si bien me gustaría volver para poder desarrollar proyectos personales, en los que el apoyo y presencia de la familia son importantes, ahora mismo me cuesta tomar esa decisión porque acá tengo un buen empleo, actualmente trabajo en proyectos de inclusión social para el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y mi trabajo tiene relación con el postgrado que estudié y eso ahora mismo es lo que me lleva a decantarme por esperar un poco mas para ver si las cosas mejoran en España, pero creo que de esta situación lo lamentable no es la experiencia de pasar parte de tu vida en el extranjero, sino que la situación política y económica que vive el país no te permita pensar en volver, al menos en el corto plazo, pues casi que te sientes como un privilegiado por poderte buscar la vida en el extranjero y en cierto modo es así.
Lo de los «deseos de aventura» me parece una autentica frivolidad, fruto de un nulo análisis de datos por parte de quienes lo afirman, pues hay una evidente relación entre la crisis laboral y la emigración de jóvenes profesionales al extranjero. Hay que aclarar también que los emigrados no son solo españoles, pues hay muchos profesionales latinoamericanos que también han retornado a sus países de origen.
¿Cómo ha sido tu experiencia al vivir y trabajar en el exterior? ¿Cómo la evalúas tanto en lo personal como en lo laboral?
P.C. La experiencia ha sido buena, enriquecedora en todo sentido. Lo lamentable es que sea una crisis política y económica la que te limite a decidir donde vivir.
¿Está entre tus planes la perspectiva de regresar a España en un futuro cercano? ¿Ves posibilidades a corto o mediano plazo?
P.C. Si me gustaría regresar a España. El tema que me lleva a postergarlo es la oportunidad laboral, la posibilidad de seguir trabajando en lo mío. A veces me meto en las páginas de empleo de España y veo que se piden becarios para ocupar puestos de trabajo, la precariedad laboral es tal que la calidad de los empleos es mayor en Buenos Aires.
¿Cómo ves a tu país desde el exterior? ¿Qué imagen tienes ahora de España?
P.C. La imagen de España hoy la veo pésima, no creo que la “marca” que algunos llaman España dé confianza a nadie. Creo que la crisis hay que aprovecharla para reinventarse.
¿Qué piensas del planteamiento de que la gente que emigra de España lo hace dando prioridad a solucionar un problema individual, en lugar de permanecer en el país y tratar de mejorar la situación?
P.C. No soy patriota ni creo en la patria como concepto que me convoque ni comparta. Mi patria es el mundo y mis compatriotas todos y cada uno de los seres humanos que lo habitamos. Pero no siento ninguna lealtad mayor con otra persona por el hecho de haber nacido en el mismo país.
¿Qué has aprendido, qué te ha dejado a nivel personal tu experiencia viviendo en el exterior?
P.C. Muchas cosas positivas, crecimiento, tolerancia. También valoras más lo que quedo lejos: familia, amigos, la comida.
¿De lo que has vivido y aprendido en el país donde ahora resides, qué crees que debería implementarse en España para que esta sociedad fuese a mejor?
P.C. La Universidad pública y gratuita para todo el mundo, como la UBA, y también valoro la política educativa «Conectar Igualdad» (política de Estado dirigida a recuperar y valorizar la escuela pública y reducir las brechas digitales, educativas y sociales en Argentina).
“Viajar es más que ver lo que hay para ver; es iniciar un cambio en nuestras ideas sobre lo que es vivir, que continúa en nosotros de manera profunda y permanente”
Miriam Beard Vagts
Marina Segovia. Licenciada en Ciencias Políticas. Un año y medio viviendo en Perú.
¿Qué piensas del planteamiento de que los jóvenes españoles que están emigrando o saliendo del país, se van por deseos de aventura o ante la posibilidad de movilidad exterior?
Marina Segovia: Considero que es un pensamiento arcaico, y fuera de toda realidad, para no hacerse responsables de la situación a la que nos han enviado a muchos, al exilio, por las malas gestiones de terceros.
¿Cómo ha sido tu experiencia al vivir y trabajar en el exterior? ¿Cómo la evalúas tanto en lo personal como en lo laboral?
M.S. Vivir en el extranjero siempre es enriquecedor. Personalmente muy bien en los dos países en los que he estado (Inglaterra en 2009 y Perú ahora); en ambos países he viajado con mi pareja, y he conocido a gente estupenda. Siempre puede haber algún bache en el camino, pero también es enriquecedor.
Laboralmente, en Inglaterra trabajé como camarera, y resulta complicado encontrar un trabajo profesional, aunque me sirvió para mejorar mi nivel de inglés; y en Perú, ser mujer joven y con pareja, parece ser un impedimento, ya que consideran que puedes quedarte embarazada, y al no haber servicios de guardería popularizados como en Europa, se complica encontrar trabajo.
¿Está entre tus planes la perspectiva de regresar a España en un futuro cercano? ¿Ves posibilidades a corto o mediano plazo?
M.S. A corto plazo no me veo regresando a España, más que de vacaciones. Por lo que me comentan familiares y amigos, la situación cada vez va a peor, aunque en el extranjero lleguen noticias de que todo está mejorando, los españoles que estamos fuera, sabemos que no es así.
¿Cómo ves a tu país desde el exterior? ¿Qué imagen tienes ahora de España?
M.S. Siempre que uno está en el exterior idealiza de más su país. Cuando empiezo a ver España como un paraíso sobre la tierra, me doy cuenta de que lo estoy idealizando de más. España es un país bonito y con buena gente, pero aún tiene mucho que aprender, y mejorar.
¿Qué piensas del planteamiento de que la gente que emigra de España lo hace dando prioridad a solucionar un problema individual, en lugar de permanecer en el país y tratar de mejorar la situación?
M.S. Creo que precisamente, los que nos hemos ido, o la mayoría de nosotros, éramos de las personas más activas en manifestaciones y reclamaciones de injusticias que se han ido dando. Muchos de nosotros, aún en la distancia, seguimos luchando porque las cosas mejoren, pero no podemos quedarnos atrapados en un país que nos quiere tener siempre de rodillas. Aquellos que deciden quedarse a mejorar la situación, me parece estupendo, sobre todo, si realmente lo hacen, pero irse al extranjero a intentar sobrevivir, y luchar en la distancia, también es intentar mejorar la situación.
¿Qué has aprendido, qué te ha dejado a nivel personal tu experiencia viviendo en el exterior?
M.S. Vivir en el extranjero te permite tener otra perspectiva, conocer otros mundos, otras personas y otras culturas, y permite conseguir un mejor conocimiento del ser humano y de las diferencias culturales que pueden existir, a pesar de hablar el mismo idioma. Vivir fuera de «casa» siempre es positivo, incluso aunque a veces pienses que está todo mal.
¿De lo que has vivido y aprendido en el país donde ahora resides, qué crees que debería implementarse en España para que esta sociedad fuese a mejor?
M.S. En Perú me ha sorprendido lo predispuestos que están siempre a ayudar, aunque luego no siempre consigan hacerlo. Creo que es algo muy positivo, que todos los españoles deberíamos intentar hacer.
Quien está engreído en el dogma de que no hay sino solo una grandeza, que es la suya;
de que no hay sino una cultura, que es la suya;
de que no hay sino una civilización, que es la suya;
no pasa de ser el más limitado de los hombres,
impotente para ver lo que apunta más allá de sus fronteras”.
Germán Arciniegas
Por: Soraya Carvajal B.
Débora Quiroga. Socióloga. Dos años viviendo en México.
¿Qué piensas del planteamiento de que los jóvenes españoles que están emigrando, o saliendo del país, se van por deseos de aventura o ante la posibilidad de movilidad exterior?
Débora Quiroga: Mi caso es algo diferente porque fue una migración en 2 pasos: estudios en México, vuelta a Madrid y regreso a México por trabajo. Creo que se juntan ambas cosas, pero no en el sentido en el que piensas los políticos del PP. Lo que te mueve a cambiar de país es la falta de expectativas en España, pero eso va acompañado por cierta emoción, por comenzar en un país nuevo y ver qué puedes lograr. Es como pasar de un mundo con horizontes limitados a la amplitud de posibilidades.
¿Cómo ha sido tu experiencia al vivir y trabajar en el exterior? ¿Cómo la evalúas tanto en lo personal como en lo laboral?
D. Q. La experiencia ha sido positiva. En mi caso particular siento que he tenido mucha suerte porque ya me fui con trabajo por lo que no he sufrido miedo o incertidumbre respecto a lo que pasará conmigo. Creo que ha sido un reto de madurez, personal y profesional, porque te obliga a tomar decisiones importantes y adaptarte a circunstancias diferentes a las tuyas. Lo negativo que percibo es la sensación de vulnerabilidad; creas amistades pero no funcionan como las redes de apoyo que tienes en España. Además, hay que tener en cuenta que estoy en un país sin una buena sanidad o coberturas de ayuda en el caso de desempleo, etc, por lo que cualquier contratiempo se vuelve mucho más problemático
¿Está entre tus planes la perspectiva de regresar a España en un futuro cercano? ¿Ves posibilidades a corto o mediano plazo?
D. Q. Por el momento no veo a España como una posibilidad a la que regresar porque me parecería una involución; renunciar a la independencia, trabajo, dinero, cosas que ya tengo asentadas, por algo incierto. De hecho, si las cosas no me fueran bien en México creo que antes optaría por intentarlo en un tercer país.
A corto plazo regresaría por motivos familiares o si las circunstancias me obligaran a ello. De todas formas valoro la calidad de vida de España y allí tengo familia y amigos así que no sé si en el futuro sí me plantearía el regresar.
¿Cómo ves a tu país desde el exterior? ¿Qué imagen tienes ahora de España?
D. Q. Ahora sólo llega lo negativo: las noticias, los mensajes de los amigos diciendo que lo están pasando mal etc. La verdad es que cuando volví en Navidad no lo vi todo tan negro, pero desde luego no creo en absoluto que España esté en un proceso de recuperación.
¿Qué piensas del planteamiento de que la gente que emigra de España lo hace dando prioridad a solucionar un problema individual, en lugar de permanecer en el país y tratar de mejorar la situación?
D. Q. Quedarte en España es el permanecer estancado o sobrevivir. A mí el estar en España me suponía una falta total de expectativas personales y laborales. Aquí, en México, por lo menos siento que estoy creciendo profesionalmente, aprendiendo, creando curriculum, ampliando horizontes.
Los problemas de España son estructurales, por lo que creo que yo, como individuo, poco puedo hacer. Estoy a favor de la lucha civil y las manifestaciones, pero hasta que los que mandan en el país no se lo empiecen a tomar en serio y reflexionen sobre las consecuencias de las políticas y decisiones que están tomando poco se puede hacer, y mucho menos desde mi posición de mujer soltera treintañera sin trabajo y viviendo en casa de sus padres.
¿Qué has aprendido, qué te ha dejado a nivel personal tu experiencia viviendo en el exterior?
D. Q. Madurez e independencia, orgullo de poder hacer las cosas por mí misma, capacidad de adaptación.
¿De lo que has vivido y aprendido en el país donde ahora resides, qué crees que debería implementarse en España para que esta sociedad fuese a mejor?
D. Q. México no es un ejemplo a seguir, tiene muchos y muy graves problemas, pero sí hay que reconocer que valora más los estudios y capacidades que España. Allí veían mi curriculum con estudios de posgrado e idiomas y pensaban “esta chica será una gran teleoperadora”. En este aspecto es importante mencionar que no me refiero sólo al momento actual sino a los años previos a la crisis, cuando los licenciados sí tenían trabajo, pero en la mayoría los trabajos eran infra-cualificados. El problema no era tanto que no apreciaran el talento o la capacidad sino que se aprovechaban de él, contrataban a personas para puestos inferiores pero con la seguridad que por su formación iban a hacerlo mejor que los que deberían optar a ese perfil. Eso sí, cobrando lo mismo.
Porque el extranjero no sólo es el otro, nosotros mismos lo fuimos o lo seremos,
ayer o mañana, al albur de un destino incierto:
cada uno de nosotros es un extranjero en potencia.
Por cómo percibimos y acogemos a los otros, a los diferentes,
se puede medir nuestro grado de barbarie o de civilización.
Tzvetan Todorov
Recientemente el Instituto de la Juventud de España (Injuve) estableció que 218 mil jóvenes españoles, entre los 18 y 29 años, emigraron entre 2009 y 2013, en busca de mejores expectativas laborales y profesionales, y empujados por el desempleo y el contexto de crisis económica vividos en este país.
Sin embargo, hay que recordar que en ningún caso existen cifras consolidadas sobre este fenómeno y hay posiciones como la del informe «La nueva emigración española”, de la socióloga Amparo González-Ferrer para la Fundación Alternativas, quien alertó acerca de que las cifras oficiales estarían subestimando notablemente esta situación, al basarse exclusivamente en el PERE, y señalando que entre 2008 y 2012 realmente habrían emigrado cerca de 700 mil personas.
Por su parte, la investigadora del Real Instituto Elcano, Carmen González Enríquez, considera que la atención que se le está dando a la emigración en España es desmesurada, pues en su opinión, la mayoría de quienes han emigrado son extranjeros nacionalizados, mientas que los ciudadanos españoles nacidos en España y residentes en el extranjero sólo aumentaron en 40 mil personas entre enero de 2009 y enero de 2013, Para esta investigadora lo interesante es dilucidar por qué con una tasa de paro tan alta la emigración no es mayor, y asegura que el apego familiar, la solidaridad y la carencia en el manejo de idiomas extranjeros estarían detrás de las posibles respuestas.
Desde abril de 2010 la tasa de desempleo española supera el 20% y actualmente es la más alta de la Unión Europea, con un 25,1 en abril de 2014, según Eurostat (a falta de conocer los resultados de Grecia que ha venido ocupando el primer lugar). Y aunque el desempleo juvenil en España se redujo en dos décimas con respecto a marzo de 2014, la cifra sigue estancada en el 53,5% según el organismo europeo, lejos del 22,5% de promedio de desempleo en la UE y más lejos aún del 7.9% de paro juvenil que se registra en Alemania. Así, en el pasado abril había unos 852 mil jóvenes, menores de 25 años, parados en España, del total de 4.572.385 personas desempleadas, registradas en los servicios públicos de empleo.
Otro factor que agrava la situación española es que la protección social ha disminuido considerablemente, de manera que, actualmente, hay cerca de cuatro millones de parados que no reciben ningún tipo de prestación o subsidio, según un informe de la Fundación 1º de Mayo (basado en la Encuesta de Población Activa del primer trimestre de 2014), lo que sumado a los recortes sociales está llevando a buena parte de los hogares españoles a la pobreza.
Así mismo, la precariedad laboral y la destrucción de empleo se han incrementado con una reforma laboral que, en aras de la “flexibilidad y competitividad”, posibilita despidos más baratos, recorta garantías laborales a los trabajadores y favorece la contratación temporal y parcial, influyendo también en lo que algunos investigadores denominan como el “exilio económico”.
Ante este panorama y dadas las escasas o inexistentes expectativas de mejora en el corto o mediano plazo, miles de españoles, de distintas edades, han decidido hacer las maletas e intentar abrirse paso en otros escenarios, buscando principalmente mejorar su situación profesional y económica, más que por un “impulso aventurero”, de “movilidad exterior” o por el “deseo de intercambio” como en un momento llegaron a afirmar las autoridades españolas.
Con el ánimo de conocer a las personas, más allá de las estadísticas, sus miradas frente al proceso migratorio, sus aprendizajes, pérdidas, ganancias y su percepción de España, desde el exterior, entrevistamos a cinco jóvenes españolas, todas con formación universitaria y cuyas edades oscilan entre los 30 y 40 años; un sector de la población con una alta disposición a emigrar en búsqueda de oportunidades y de la valoración de su formación y capacidades, pues como lo atestiguan los datos del INE, entre 2008 y 2012 un 30% de los migrantes tenían entre 20 y 29 años y un 27.9% lo conformaron personas de entre 30 y 39 años.
La adaptación, el principal aprendizaje
Bárbara Orozco, Socióloga. Dos años viviendo en Inglaterra.
¿Qué piensas del planteamiento de que los jóvenes españoles que están emigrando, o saliendo del país, se van por deseos de aventura o ante la posibilidad de movilidad exterior?
Bárbara Orozco: Creo que es un planteamiento erróneo, los jóvenes, por ejemplo, se van a estudiar inglés en el exterior con la ilusión de regresar a España y conseguir un trabajo que les permita vivir independientemente y holgadamente. La aventura la quieren en vacaciones y en otros países, como ocio o como experiencia vacacional
¿Cómo ha sido tu experiencia al vivir y trabajar en el exterior? ¿Cómo la evalúas tanto en lo personal como en lo laboral?
B. O. Partiendo de que cuando vivía en España tenía un trabajo cualificado y considerando mis condiciones y calidad de vida aquí y las opciones de trabajo que tengo fuera, aunque ahora no estoy en un trabajo cualificado, puedo decir que las motivaciones y mi calidad de vida han aumentado. Estoy contenta en el exterior y puedo plantearme un futuro no sólo inmediato sino a largo plazo, algo que en España no podría hacer porque las condiciones laborales, seas trabajador cualificado o no, cada vez son peores, tu calidad de vida se resiente y las condiciones para conseguir pagar un piso, irte de vacaciones o incluso comer y vestir son cada vez peores.
¿Está entre tus planes la perspectiva de regresar a España en un futuro cercano? ¿Ves posibilidades a corto o mediano plazo?
B. O. El hecho de volver a tu país, estar cerca de tu familia y amigos y con tu identidad es un deseo constante pero no es un planteamiento que me haga a corto plazo y en el futuro tendría que pasar porque tenga la posibilidad de tener una vida cómoda, una vida tranquila en mi país, pero no, ese no es un planteamiento que me haga hoy en día.
¿Cómo ves a tu país desde el exterior? ¿Qué imagen tienes ahora de España?
B. O. La verdad es que no he estado muy pendiente de mi país, pero cuando escucho las noticias, me parece un comic, un chiste mi país, tanto la situación política como la situación social, no me parece que la sociedad española esté en el siglo XXI ahora mismo y es paradójico, porque probablemente esta es la generación de jóvenes más preparada en la historia del país y no va acorde ello con todo lo que está sucediendo políticamente, socialmente y empresarialmente.
¿Qué piensas del planteamiento de que la gente que emigra de España lo hace dando prioridad a solucionar un problema individual, en lugar de permanecer en el país y tratar de mejorar la situación?
B. O. Es un tema preocupante porque la gente tenía unas expectativas altas de futuro y cuando salen al exterior, a mejorar su inglés o a conseguir alguna oportunidad que les permita volver y conseguir sus propósitos, se dan cuenta de que esas expectativas son demasiado altas para lo que España les puede ofrecer ahora y probablemente en el futuro y es frustrante. Cuando esa situación de frustración es asimilada, entonces el planteamiento es volver al país y esperar a que en el futuro se encuentre la vía de escapar a toda esta situación y ser capaces de lograr que su progreso individual sea entendido como parte y visto también como positivo para el progreso social.
¿Qué has aprendido, qué te ha dejado a nivel personal tu experiencia viviendo en el exterior?
B. O. Lo más positivo es saber que la capacidad de adaptación hoy en día es fundamental y que quien consiga adaptarse rápidamente a los cambios podrá ser feliz en este mundo.
¿De lo que has vivido y aprendido en el país donde ahora resides, qué crees que debería implementarse en España para que esta sociedad fuese a mejor?
B. O. La igualdad de oportunidades, que el desarrollo de ideas sea aceptado, que la gente tenga la posibilidad de cambiar de oficio en cualquier momento de su vida, ya sea por las circunstancias o por un deseo individual, en España eso es completamente imposible. Todo esto desarrolla la motivación y la creatividad y fomenta el progreso no sólo individual sino social. Para esto es necesario contar con políticas adecuadas y sobre todo mucha educación para aceptar lo distinto, y conseguir vías empresariales y legales para que la gente pueda desarrollar sus iniciativas sin distinción de género, edades, clases y control social.
Estudio coordinado por: Pilar Pérez-Fuentes, José Antonio Pérez Pérez y María Angeles Salle Alonso.
“Porque el ayer esconde muchas respuestas a nuestras preguntas de hoy”
En momentos en que la emigración de ciudadanos españoles en busca de oportunidades y empleo se torna en asunto cotidiano pues, debido a la crisis económica y a las altas tasas de desempleo, cada vez es más frecuente que se tenga un familiar, amigo o conocido “buscándose la vida” en el exterior, cobra vigencia el estudio “Memorias de la Emigración Española a América” (Fundación Directa, 2009), que hace una completa radiografía del proceso migratorio hacia distintos países de América en el siglo XX y recoge la experiencia de más de cien hombres y mujeres emigrantes, aportando además lecciones para el futuro.
Este estudio se planteó como una forma de acercarse a la experiencia vivida por aquellos que se vieron obligados a dejar sus lugares de origen ante la falta de oportunidades económicas o por causas políticas, buscando desarrollar sus proyectos de vida en la otra orilla del Atlántico y que, aunque fueron protagonistas de la historia de España, muchas veces han sido dejados de lado por la historia oficial.
La investigación también apunta a combatir la intolerancia, xenofobia y exclusión hacia muchos de los inmigrantes llegados a España en los últimos 20 años, aportando herramientas a favor de la integración. Por eso, en el volumen “La Emigración Española en América: historias y lecciones para el futuro”, a modo de espejo, se aborda el papel clave que las redes de parentesco, tejidas entre los dos continentes, jugaron tanto en la integración social y laboral de los inmigrantes españoles que se asentaron en América, como en los cuidados a los miembros de la familia que permanecieron en el país, analizando además el continuo envío de remesas.
«La España de hoy no sería imaginable sin esa larga cadena de éxito y sufrimiento que dejaron tras de sí millones de compatriotas, al emprender nuevas rutas en busca de un porvenir mejor, mientras huían del hambre, la falta de oportunidades o la injusticia», advierte este estudio.
“Memorias de la Emigración Española a América” va más allá de las estadísticas y explora el aspecto cualitativo del proceso migratorio de españoles que se instalaron en Argentina, Costa Rica, Cuba, Chile, México, Panamá, Uruguay y Venezuela, explorando las causas de su emigración, sus preocupaciones personales y familiares, su entorno económico, político y social, el impacto que provocaron en ellos los nuevos países, las cadenas migratorias, la situación en que quedaron las familias en sus lugares de origen, la continuidad y ruptura de las relaciones entre los dos mundos, la construcción de nuevas identidades, entre otros aspectos.
Y aunque hoy España no es ese país agrario, atrasado y con unos mercados de trabajo industriales muy concentrados, que expulsó a miles de personas a finales del siglo XIX; ni el país de la posguerra, marcado por el hambre, la represión y la falta de oportunidades, que también echó fuera de sus lindes a otros tantos miles de hombres, mujeres y niños, la crisis económica, el desempleo y la falta de oportunidades actuales han hecho que de nuevo éste sea un país de emigrantes, con más formación y recursos, sí, pero con similares sentimientos de desarraigo, incertidumbre, expectativa, aspiraciones y esperanzas al enfrentarse a nuevos escenarios donde ahora ellos son “los otros”.