La aventura es un camino. La aventura real – autodeterminada, automotivada y a menudo riesgosa- te fuerza a tener encuentros en carne propia con el mundo. El mundo tal como es, no como te lo imaginas.
Tu cuerpo va a chocar con la tierra y tú serás testigo de eso. De esta manera te verás obligado a lidiar con la bondad ilimitada y la crueldad insondable de la humanidad –y quizás te darás cuenta que tú mismo eres capaz de ambas. Esto te cambiará. Nada será blanco y negro nuevamente.
Mark Jenkins
Carolina Rodríguez. Informática. Seis meses viviendo en Estados Unidos.
¿Qué piensas del planteamiento de que los jóvenes españoles que están emigrando, o saliendo del país, se van por deseos de aventura o ante la posibilidad de movilidad exterior?
Carolina Rodríguez: En mi caso, trabajando en España, conseguí una oferta de trabajo en el exterior y pienso que trabajar fuera es una gran oportunidad para aprender acerca de la vida, es una buena experiencia, pero como todo, no es fácil. Me parece una gran posibilidad para abrirnos a otro mundo, a otras culturas, y vivir nuevos aprendizajes.
¿Cómo ha sido tu experiencia al vivir y trabajar en el exterior? ¿Cómo la evalúas tanto en lo personal como en lo laboral?
C.R: Los principios no son fáciles, pero se tienen que combatir los momentos duros con otros momentos de mayor adrenalina, pensando en qué nos depara el país en el que nos resguardamos. Mi experiencia, tanto en lo personal como en lo profesional ha merecido la pena, a pesar de los obstáculos (la falta de la familia, los amigos, el proceso de adaptación, etc.). Pero por otro lado, sin obstáculos no habría retos, por lo que tenemos que preguntarnos ¿Dónde está el siguiente reto?
¿Está entre tus planes la perspectiva de regresar a España en un futuro cercano? ¿Ves posibilidades a corto o mediano plazo?
C.R: Si, por qué no. Estoy en un país donde en todo momento estás en la cuerda floja (laboralmente), es decir, en cualquier momento pueden prescindir de mí, aunque mi vuelta a España no sería por voluntad propia, en este momento.
¿Cómo ves a tu país desde el exterior? ¿Qué imagen tienes ahora de España?
C.R: Me gustaría poder decir otra cosa pero lamentablemente España es un país de desgastes. Desgaste de jóvenes en paro, de personas mayores sin recursos y los gobiernos no hacen nada. La imagen de España que se tiene en Estados Unidos es la de un país que no puede escapar de la crisis y que no hace nada efectivo para solventarlo.
¿Qué piensas del planteamiento de que la gente que emigra de España lo hace dando prioridad a solucionar un problema individual, en lugar de permanecer en el país y tratar de mejorar la situación?
C.R: Sinceramente es así, estamos en un país cada día más individual, en donde la gente no mira por nada ni por nadie, sólo piensa en cómo sobrevivir día a día y poder tener un futuro mejor.
¿Qué has aprendido, qué te ha dejado a nivel personal tu experiencia viviendo en el exterior?
C.R: Supervivencia, esa es la palabra que lo describe.
¿De lo que has vivido y aprendido en el país donde ahora resides, qué crees que debería implementarse en España para que esta sociedad fuese a mejor?
C.R: Sí, muchas cosas tendríamos que aprender los españoles de los americanos. Subrayo la amabilidad, la facilidad de ofrecerse a ayudar al prójimo sin conocerlo y sin ningún interés. Algo que se debería de implementar en España sería endurecer las leyes para que así la gente respetase al prójimo. Como ejemplo significativo, diré que en la zona donde vivo en Massachusetts se puede dejar el coche en marcha, con la llave puesta, mientras se calienta en el inverno y con toda confianza, algo impensable en España.
“Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente»
Mark Twain
Paula Cid. Socióloga. Cuatro años viviendo en Argentina.
¿Qué piensas del planteamiento de que los jóvenes españoles que están emigrando o saliendo del país, se van por deseos de aventura o ante la posibilidad de movilidad exterior?
Paula Cid: Creo que cuando se habla de «jóvenes españoles» hablamos de un perfil que no representa a la juventud española en general, sino que se hace referencia a jóvenes profesionales que tienen los recursos para poder emigrar al extranjero a desarrollarse profesionalmente, pues tienen más oportunidades que en España. Creo que esa es una imagen bien sesgada de la juventud española.
En mi caso, emigré hace 4 años y lo que me motivó fue la falta de oportunidades profesionales en España y la motivación de continuar formándome en el extranjero, algo que valoro como muy positivo. Aquí estuve becada para estudiar un postgrado en la Universidad de Buenos Aires, UBA, por dos años, una vez finalizado el postgrado pensé en regresar pero el tema del trabajo estaba fatal en España así que busqué aquí y bueno, más o menos he ido creciendo profesionalmente y si bien me gustaría volver para poder desarrollar proyectos personales, en los que el apoyo y presencia de la familia son importantes, ahora mismo me cuesta tomar esa decisión porque acá tengo un buen empleo, actualmente trabajo en proyectos de inclusión social para el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y mi trabajo tiene relación con el postgrado que estudié y eso ahora mismo es lo que me lleva a decantarme por esperar un poco mas para ver si las cosas mejoran en España, pero creo que de esta situación lo lamentable no es la experiencia de pasar parte de tu vida en el extranjero, sino que la situación política y económica que vive el país no te permita pensar en volver, al menos en el corto plazo, pues casi que te sientes como un privilegiado por poderte buscar la vida en el extranjero y en cierto modo es así.
Lo de los «deseos de aventura» me parece una autentica frivolidad, fruto de un nulo análisis de datos por parte de quienes lo afirman, pues hay una evidente relación entre la crisis laboral y la emigración de jóvenes profesionales al extranjero. Hay que aclarar también que los emigrados no son solo españoles, pues hay muchos profesionales latinoamericanos que también han retornado a sus países de origen.
¿Cómo ha sido tu experiencia al vivir y trabajar en el exterior? ¿Cómo la evalúas tanto en lo personal como en lo laboral?
P.C. La experiencia ha sido buena, enriquecedora en todo sentido. Lo lamentable es que sea una crisis política y económica la que te limite a decidir donde vivir.
¿Está entre tus planes la perspectiva de regresar a España en un futuro cercano? ¿Ves posibilidades a corto o mediano plazo?
P.C. Si me gustaría regresar a España. El tema que me lleva a postergarlo es la oportunidad laboral, la posibilidad de seguir trabajando en lo mío. A veces me meto en las páginas de empleo de España y veo que se piden becarios para ocupar puestos de trabajo, la precariedad laboral es tal que la calidad de los empleos es mayor en Buenos Aires.
¿Cómo ves a tu país desde el exterior? ¿Qué imagen tienes ahora de España?
P.C. La imagen de España hoy la veo pésima, no creo que la “marca” que algunos llaman España dé confianza a nadie. Creo que la crisis hay que aprovecharla para reinventarse.
¿Qué piensas del planteamiento de que la gente que emigra de España lo hace dando prioridad a solucionar un problema individual, en lugar de permanecer en el país y tratar de mejorar la situación?
P.C. No soy patriota ni creo en la patria como concepto que me convoque ni comparta. Mi patria es el mundo y mis compatriotas todos y cada uno de los seres humanos que lo habitamos. Pero no siento ninguna lealtad mayor con otra persona por el hecho de haber nacido en el mismo país.
¿Qué has aprendido, qué te ha dejado a nivel personal tu experiencia viviendo en el exterior?
P.C. Muchas cosas positivas, crecimiento, tolerancia. También valoras más lo que quedo lejos: familia, amigos, la comida.
¿De lo que has vivido y aprendido en el país donde ahora resides, qué crees que debería implementarse en España para que esta sociedad fuese a mejor?
P.C. La Universidad pública y gratuita para todo el mundo, como la UBA, y también valoro la política educativa «Conectar Igualdad» (política de Estado dirigida a recuperar y valorizar la escuela pública y reducir las brechas digitales, educativas y sociales en Argentina).
Porque el extranjero no sólo es el otro, nosotros mismos lo fuimos o lo seremos,
ayer o mañana, al albur de un destino incierto:
cada uno de nosotros es un extranjero en potencia.
Por cómo percibimos y acogemos a los otros, a los diferentes,
se puede medir nuestro grado de barbarie o de civilización.
Tzvetan Todorov
Recientemente el Instituto de la Juventud de España (Injuve) estableció que 218 mil jóvenes españoles, entre los 18 y 29 años, emigraron entre 2009 y 2013, en busca de mejores expectativas laborales y profesionales, y empujados por el desempleo y el contexto de crisis económica vividos en este país.
Sin embargo, hay que recordar que en ningún caso existen cifras consolidadas sobre este fenómeno y hay posiciones como la del informe «La nueva emigración española”, de la socióloga Amparo González-Ferrer para la Fundación Alternativas, quien alertó acerca de que las cifras oficiales estarían subestimando notablemente esta situación, al basarse exclusivamente en el PERE, y señalando que entre 2008 y 2012 realmente habrían emigrado cerca de 700 mil personas.
Por su parte, la investigadora del Real Instituto Elcano, Carmen González Enríquez, considera que la atención que se le está dando a la emigración en España es desmesurada, pues en su opinión, la mayoría de quienes han emigrado son extranjeros nacionalizados, mientas que los ciudadanos españoles nacidos en España y residentes en el extranjero sólo aumentaron en 40 mil personas entre enero de 2009 y enero de 2013, Para esta investigadora lo interesante es dilucidar por qué con una tasa de paro tan alta la emigración no es mayor, y asegura que el apego familiar, la solidaridad y la carencia en el manejo de idiomas extranjeros estarían detrás de las posibles respuestas.
Desde abril de 2010 la tasa de desempleo española supera el 20% y actualmente es la más alta de la Unión Europea, con un 25,1 en abril de 2014, según Eurostat (a falta de conocer los resultados de Grecia que ha venido ocupando el primer lugar). Y aunque el desempleo juvenil en España se redujo en dos décimas con respecto a marzo de 2014, la cifra sigue estancada en el 53,5% según el organismo europeo, lejos del 22,5% de promedio de desempleo en la UE y más lejos aún del 7.9% de paro juvenil que se registra en Alemania. Así, en el pasado abril había unos 852 mil jóvenes, menores de 25 años, parados en España, del total de 4.572.385 personas desempleadas, registradas en los servicios públicos de empleo.
Otro factor que agrava la situación española es que la protección social ha disminuido considerablemente, de manera que, actualmente, hay cerca de cuatro millones de parados que no reciben ningún tipo de prestación o subsidio, según un informe de la Fundación 1º de Mayo (basado en la Encuesta de Población Activa del primer trimestre de 2014), lo que sumado a los recortes sociales está llevando a buena parte de los hogares españoles a la pobreza.
Así mismo, la precariedad laboral y la destrucción de empleo se han incrementado con una reforma laboral que, en aras de la “flexibilidad y competitividad”, posibilita despidos más baratos, recorta garantías laborales a los trabajadores y favorece la contratación temporal y parcial, influyendo también en lo que algunos investigadores denominan como el “exilio económico”.
Ante este panorama y dadas las escasas o inexistentes expectativas de mejora en el corto o mediano plazo, miles de españoles, de distintas edades, han decidido hacer las maletas e intentar abrirse paso en otros escenarios, buscando principalmente mejorar su situación profesional y económica, más que por un “impulso aventurero”, de “movilidad exterior” o por el “deseo de intercambio” como en un momento llegaron a afirmar las autoridades españolas.
Con el ánimo de conocer a las personas, más allá de las estadísticas, sus miradas frente al proceso migratorio, sus aprendizajes, pérdidas, ganancias y su percepción de España, desde el exterior, entrevistamos a cinco jóvenes españolas, todas con formación universitaria y cuyas edades oscilan entre los 30 y 40 años; un sector de la población con una alta disposición a emigrar en búsqueda de oportunidades y de la valoración de su formación y capacidades, pues como lo atestiguan los datos del INE, entre 2008 y 2012 un 30% de los migrantes tenían entre 20 y 29 años y un 27.9% lo conformaron personas de entre 30 y 39 años.
La adaptación, el principal aprendizaje
Bárbara Orozco, Socióloga. Dos años viviendo en Inglaterra.
¿Qué piensas del planteamiento de que los jóvenes españoles que están emigrando, o saliendo del país, se van por deseos de aventura o ante la posibilidad de movilidad exterior?
Bárbara Orozco: Creo que es un planteamiento erróneo, los jóvenes, por ejemplo, se van a estudiar inglés en el exterior con la ilusión de regresar a España y conseguir un trabajo que les permita vivir independientemente y holgadamente. La aventura la quieren en vacaciones y en otros países, como ocio o como experiencia vacacional
¿Cómo ha sido tu experiencia al vivir y trabajar en el exterior? ¿Cómo la evalúas tanto en lo personal como en lo laboral?
B. O. Partiendo de que cuando vivía en España tenía un trabajo cualificado y considerando mis condiciones y calidad de vida aquí y las opciones de trabajo que tengo fuera, aunque ahora no estoy en un trabajo cualificado, puedo decir que las motivaciones y mi calidad de vida han aumentado. Estoy contenta en el exterior y puedo plantearme un futuro no sólo inmediato sino a largo plazo, algo que en España no podría hacer porque las condiciones laborales, seas trabajador cualificado o no, cada vez son peores, tu calidad de vida se resiente y las condiciones para conseguir pagar un piso, irte de vacaciones o incluso comer y vestir son cada vez peores.
¿Está entre tus planes la perspectiva de regresar a España en un futuro cercano? ¿Ves posibilidades a corto o mediano plazo?
B. O. El hecho de volver a tu país, estar cerca de tu familia y amigos y con tu identidad es un deseo constante pero no es un planteamiento que me haga a corto plazo y en el futuro tendría que pasar porque tenga la posibilidad de tener una vida cómoda, una vida tranquila en mi país, pero no, ese no es un planteamiento que me haga hoy en día.
¿Cómo ves a tu país desde el exterior? ¿Qué imagen tienes ahora de España?
B. O. La verdad es que no he estado muy pendiente de mi país, pero cuando escucho las noticias, me parece un comic, un chiste mi país, tanto la situación política como la situación social, no me parece que la sociedad española esté en el siglo XXI ahora mismo y es paradójico, porque probablemente esta es la generación de jóvenes más preparada en la historia del país y no va acorde ello con todo lo que está sucediendo políticamente, socialmente y empresarialmente.
¿Qué piensas del planteamiento de que la gente que emigra de España lo hace dando prioridad a solucionar un problema individual, en lugar de permanecer en el país y tratar de mejorar la situación?
B. O. Es un tema preocupante porque la gente tenía unas expectativas altas de futuro y cuando salen al exterior, a mejorar su inglés o a conseguir alguna oportunidad que les permita volver y conseguir sus propósitos, se dan cuenta de que esas expectativas son demasiado altas para lo que España les puede ofrecer ahora y probablemente en el futuro y es frustrante. Cuando esa situación de frustración es asimilada, entonces el planteamiento es volver al país y esperar a que en el futuro se encuentre la vía de escapar a toda esta situación y ser capaces de lograr que su progreso individual sea entendido como parte y visto también como positivo para el progreso social.
¿Qué has aprendido, qué te ha dejado a nivel personal tu experiencia viviendo en el exterior?
B. O. Lo más positivo es saber que la capacidad de adaptación hoy en día es fundamental y que quien consiga adaptarse rápidamente a los cambios podrá ser feliz en este mundo.
¿De lo que has vivido y aprendido en el país donde ahora resides, qué crees que debería implementarse en España para que esta sociedad fuese a mejor?
B. O. La igualdad de oportunidades, que el desarrollo de ideas sea aceptado, que la gente tenga la posibilidad de cambiar de oficio en cualquier momento de su vida, ya sea por las circunstancias o por un deseo individual, en España eso es completamente imposible. Todo esto desarrolla la motivación y la creatividad y fomenta el progreso no sólo individual sino social. Para esto es necesario contar con políticas adecuadas y sobre todo mucha educación para aceptar lo distinto, y conseguir vías empresariales y legales para que la gente pueda desarrollar sus iniciativas sin distinción de género, edades, clases y control social.