Por: Soraya Carvajal B.
“El ciudadano debe preguntarse ¿a quién beneficia aquello que nos están contando los medios?”, esa es la recomendación que da la veterana periodista internacional y ex corresponsal de TVE, Rosa María Calaf, al público asistente a la charla “Información ¿periodismo o espectáculo?”, en la que la reconocida profesional reflexionó sobre la necesidad de contar con un periodismo plural, independiente y riguroso, “que esté al servicio de la sociedad”, pero también sobre la necesidad de que los ciudadanos asuman su compromiso y sentido crítico frente a los medios de comunicación, pasando de ser consumidores dóciles a ciudadanos responsables.

Para Calaf es claro que hoy, la gente tiene mayor acceso a la información que nunca antes, tanto que ésta llega a convertirse en una verdadera “avalancha informativa”, aunque no necesariamente se trate de información de calidad.
“¿Los medios de comunicación en las democracias occidentales son libres?, ¿están al servicio de la mayoría?, ¿al servicio del ciudadano?, ¿reflejan la realidad o la maquillan a conveniencia de los intereses?, ¿o incluso llegan a inventarla?. Bueno, pues la respuesta es no. Los medios tienen una serie de restricciones e intereses”, opinó esta periodista.
En este sentido, Calaf considera que actualmente hay una clara decisión de marcar una agenda, “de establecer de qué hablamos y de qué no hablamos, pues, se habla de algunos conflictos, que interesan por determinadas circunstancias y no de otros; se habla de algunos conflictos durante algunos días y después desaparecen de las pantallas o los diarios, Por ejemplo en el Congo hay una estrategia de violaciones masivas de mujeres, o niños trabajando en las minas y de eso no se habla porque no interesa”.
Calaf afirma que la información es clave para tomar decisiones y afirma que “desde el albor de los tiempos el no dejar saber es una forma de controlar, porque si no sabemos no podemos actuar, o, tomaremos decisiones equivocadas sin querer”.
Para la periodista es claro que actualmente prima el criterio de “contar aquello que está acorde con los intereses de unos grupos mayoritarios”. Por eso asegura sin ambages que “los medios de comunicación hoy se han alineado con el pensamiento único que busca construir un tipo de sociedad de consumidores, de sumisos que siguen unas pautas que son las que le convienen a ciertos sectores, no de ciudadanos que piensan, de ciudadanos libres que deciden teniendo los conocimientos necesarios para tomar decisiones adecuadas, que no vayan en contra de sus propios intereses”.
Esta destacada comunicadora asegura que “hoy en día, la política está supeditada a la economía y desde la política, en vez de controlar a los mercados, se les protege (…) y los medios de comunicación al alinearse con esa idea no buscan la excelencia informativa, sino hacer sinónimo de éxito el dinero, la posesión de cosas y bienes, cuando lo verdaderamente importante es la persona; pero se quita a la persona del centro de interés, poniendo en su lugar a los bienes materiales”.
Sobre la transformación de los principios y objetivos de los medios de comunicación, Rosa María Calaf afirmó que “en un principio, los periódicos, “la gran prensa” tenían los nombres de sus ciudades en la cabecera, porque había una voluntad de servicio a la comunidad, evidentemente eran un negocio que buscaba tener beneficios para reinvertir e ir mejorando sus operaciones, pero no estaban centrados en enriquecerse a costa del producto que estaban vendiendo (…) La prensa y los periodistas tenían esa vocación de servicio, pero todo eso se pervirtió en el momento en que empezó a entrar el gran capital a los medios de comunicación y éstos se convirtieron una empresa más de grandes grupos que tienen de todo, fábricas de neveras, cadenas de hoteles, fábricas de armas, etc., y la operación de prensa pasó a ser una operación más, que tiene como objetivos la cuenta de resultados, se pasa entonces a otro estadio en el que se tiene una intención clara de manejar el flujo informativo”.
Calaf también advirtió sobre el papel que la tecnología está cumpliendo respecto a los procesos informativos, señalando que “si bien, la tecnología es una herramienta muy poderosa de conocimiento, de acercamiento a los demás, de libertad, de creación de espacio de discusión, que no tiene límites, también tiene la potencialidad del desconocimiento, la mentira y la falsedad, tiene la capacidad de instalar el rumor”, por eso desde su perspectiva es fundamental tener en cuenta que “la tecnología hay que ponerla al servicio de los contenidos y no los contenidos al servicio de la tecnología, porque si no, corremos el riesgo de, como se ha dicho, morir por el mal uso de la tecnología”.

En este sentido, la comunicadora afirmó que “Twitter, por ejemplo, es una herramienta fantástica, pero querer hacer creer que porque uno lee los tweets está bien informado, no es verdad. La información es algo mucho más complejo, tiene que estar contextualizada, confirmada, contrastada, saber de dónde procede, saber quien la manda, por qué y para qué (…) La tecnología consigue hacernos creer que estamos informados, cuando estamos es entretenidos o a lo mejor, “info-toxicados”, además en la red se juntan la acumulación de información con la rapidez y cada vez hay menos tiempo para pensar y reaccionar”
Esa rapidez es para Calaf uno de los peligros que acecha al periodismo pues en su opinión “en el periodismo ahora se valora más la rapidez, la inmediatez, que en el rigor, o sea que todo vale, se cuelga cualquier cosa, así no se haya podido comprobar completamente y eso es terrible y se agrava por la difusión rapidísima que tiene cualquier cosa a través de la tecnología”.
La periodista señaló además que “hay un informe del Instituto Pew que habla de la excelencia en el periodismo y por ejemplo dice que nunca ha habido tantos corresponsales en el Estado de Washington, sin embargo nunca ha habido tan pocas exclusivas y trabajos de investigación. Entonces cabe preguntarse: ¿esos corresponsales tienen los medios, el tiempo, la información y la exigencia del medio para que verdaderamente puedan trabajar y profundizar para contar las cosas con rigurosidad? Pues realmente no, porque actualmente prima buscar el impacto sobre lo que realmente importa”.
Por eso, ante la creciente información sobre corrupción que está surgiendo en España, “con tan pocas sanciones sociales”, Calaf hace un llamado para que los medios también hablen de la “crisis de valores” que subyace en estos comportamientos.
Ruedas de prensa sin preguntas
Respecto a la tendencia creciente entre algunas figuras del actual gobierno español, de realizar ruedas de prensa a través de una pantalla de plasma y sin preguntas, Calaf opina que “es terrible, es completamente intolerable, pero eso también tiene mucho qué ver con el nivel de la calidad democrática de los países, en los países que tienen la democracia más asentada, que tienen una tradición democrática más antigua, es más difícil que ocurran ese tipo de situaciones.
Para Calaf esta modalidad de ruedas de prensa “indican una falta del respeto por el ciudadano, porque el periodista es el intermediario entre unos y otros, el político se debe al ciudadano y por tanto tiene que contestar a las preguntas de éste y el ciudadano hace sus preguntas a través del periodista, por tanto, no contestar preguntas en las ruedas de prensa, o ni siquiera estar en presencia física para que puedan dejar en evidencia que te están preguntando y tú no has contestado, es dejar a los periodistas en un papel de simple comparsa y por supuesto tomar a la ciudadanía por tonta, pues se deja en claro que ésta no tiene derecho a explicación alguna”.
Calaf reiteró que por situaciones como éstas, cada vez es más necesaria una prensa fuerte, independiente y plural, que no falsee ni manipule la información, “pero infortunadamente cada vez más, los medios de comunicación se están dedicando a repetir los comunicados de prensa de las empresas y, muestra de ello, es que en este momento hay más periodistas trabajando en gabinetes de instituciones, partidos y empresas, “creando información”, que periodistas buscando información…son datos objetivos que indican que algo va mal en la salud del periodismo”.
Discursos y grupos de presión
Para esta veterana periodista es claro que cada día los discursos dominantes y los grupos de presión ganan más terreno. “Evidentemente hay una serie de “expertos” que quieren hacernos creer una serie de cosas, por ejemplo que “no hay alimentos suficientes en el mundo para alimentar a toda la humanidad”, cuando eso es mentira, lo que hay es una mala gestión de los recursos y muchos intereses, porque el que suba el precio de los cereales no tiene nada qué ver con las cosechas, tiene que ver con la especulación en la Bolsa de Alimentos de Chicago, por parte grupos que prefieren que ciertos alimentos suban de precio, sin importar que haya personas que mueran de hambre y eso nadie lo cuenta”.
Calaf puntualizó además que “el periodismo tiene que hacer visible lo que es invisible, y siempre ha habido fuerzas muy poderosas que no quieren que eso sea así, durante mucho tiempo fueron las influencias políticas, ahora hay un compromiso económico muy fuerte y evidentemente el control sobre lo que se cuenta o no se cuenta es muy superior”.
Finalmente para esta comunicadora afirmó que la salud de la información depende de los diferentes grupos e instancias sociales. “Los ciudadanos tenemos responsabilidad por no ser lo suficientemente activos y tener sentido crítico, pero también tenemos responsabilidad los periodistas que resistimos menos de lo que deberíamos resistir a esa ocupación de los medios de comunicación por toda esa serie de intereses, y tienen más responsabilidad las empresas periodísticas que son las que deberían trazar el objetivo, qué vamos a hacer y qué queremos conseguir y aún tienen mucha más responsabilidad los poderes públicos que son los que deben velar por el bien del ciudadano, por el interés público”.