
Por: Soraya Carvajal B.
“La austeridad no está funcionando. La austeridad no lleva a la competitividad ni a la prosperidad, por el contrario, está debilitando la economía europea”, afirma con decisión Wolfgang Streeck, reconocido sociólogo y Director Emérito del Instituto Max Planck para los Estudios Sociales, quien recientemente participó en el seminario “Dilemas de Europa: las políticas de austeridad y la construcción de la democracia europea”, organizado en Madrid por el Museo Reina Sofía.
Streeck, señala que la política monetaria de la Unión Europea implica un régimen común impuesto a las economías nacionales, donde cada vez es más evidente que tratar de cambiar desde afuera, imponiendo reglas, no funciona. Por eso asegura que “es necesario restaurar cierta clase de flexibilidad en el sistema europeo, alguna clase de dignidad (….) pues incluso las enormes transferencias no han reducido las enormes disparidades entre las regiones ricas y pobres de los distintos países”
Para este destacado académico, Europa vive la dicotomía entre capitalismo y estructuras sociales, entre solidaridad y control, por eso la pregunta clave es ¿cuánto control están dispuestos a aceptar los países del sur respecto a los del norte?
Streeck afirma también que otros de los debates vigentes, pendientes de resolver, se centran en ¿cómo manejar las diferencias nacionales en el marco europeo?, ¿cómo manejar la dicotomía entre diversidad y unidad en un contexto de respeto? o ¿cómo dar prioridad a la cooperación en lugar de la coerción?
“Ante la pregunta de si la austeridad está funcionando, la respuesta pragmática es que esta no es una buena idea, no está funcionando, es una situación insana. Teniendo en cuenta las realidades de los distintos países, creo que necesitamos otra herramienta adicional frente a la política de unidad monetaria europea, una herramienta más flexible, por eso una solución monetaria y un tipo de cambio fluctuante puede ser la respuesta”.
Streeck sostiene que el actual sistema monetario europeo, en el que el euro funciona como el patrón oro, está asfixiando la economía, especialmente de los países del sur. Por eso propone un sistema alternativo en el que el euro podría continuar siendo la moneda común, pero donde coexistan otras monedas nacionales, relacionadas con el euro mediante diferentes tasas de cambio, las cuales podrían fluctuar un 15% al alza o a la baja respecto a la tasa fija. Para Streeck, este patrón debería ser apoyado por el Banco Central Europeo, que daría crédito a los bancos centrales nacionales a fin de proteger el tipo de cambio y teniendo en cuenta que el acceso al crédito es crucial para las economías.

Respecto a las voces que señalan que la economía alemana es el camino a seguir, Streeck tiene una perspectiva crítica, pues asegura que su país depende mucho de las exportaciones a los mercados extranjeros y esa es una situación nociva. “Alemania exporta entre el 70 y 80% de su producción, esto hace al país realmente vulnerable, pues depende de las exportaciones al resto del mundo y aunque en este momento los alemanes piensen ‘nosotros somos los ganadores’, la preocupación principal es cómo proteger la producción alemana, porque todo depende del sector exportador: los empleos, el consumo local, etc.”
Frente a la negociación de la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión -TTIP (acuerdo de libre comercio e inversión entre Estados Unidos y la Unión Europea), Streeck señaló que en Alemania también es percibido como un proceso que mezcla dominio, estado de derecho, democracia, recelos y secretismo, que, en su opinión, parece estar en línea con la pérdida de empoderamiento de los estados frente a los intereses privados.
Finalmente el académico señaló que es imposible resolver los problemas europeos sin pensar en el contexto global y reafirmó que desde su perspectiva el capitalismo, entendido como ese sistema de maximización de los beneficios y del progreso colectivo sin límites, seguirá en deterioro por largo tiempo, hasta que un nuevo sistema se instale.