Por: Soraya Carvajal B.
En el seminario sobre Colombia César Ferrari, profesor e investigador de la Pontificia Universidad Javeriana, hizo un completo análisis sobre la estructura productiva del país y su panorama en materia de ahorro, inversión y competitividad.
En su exposición Ferrari señaló que Colombia tiene un ingreso per cápita promedio reducido (aproximadamente 8,000 dólares) que representa una quinta parte del ingreso promedio en el mundo desarrollado. Además, el índice de concentración del ingreso es muy elevado pues, según el índice GINI, el 10% más rico de la población colombiana acumula el 41,9% del total del ingreso, mientras que el 10% más pobre acumula sólo el 1.1% del ingreso.
Para Ferrari la apuesta por la producción de commodities, que generan muy poco empleo, la falta de rentabilidad de los sectores transables (agricultura, manufactura, turismo interno) y el hecho de que el país ocupe el décimo puesto entre aquellos con la peor distribución de ingreso en el mundo, explican en buena medida el grave conflicto social del país, que sumado a los conflictos agrarios y medioambientales (por agua y minería ilegal) entorpecen el crecimiento y la equidad.
“Actualmente Colombia tiene el 10% de la población desocupada y el 35% sub-ocupada, de manera que la economía colombiana solo genera empleo, con un sueldo razonablemente decente para el 55% de la población”, afirmó Ferrari.
El académico señaló también que la caída de los precios internacionales de las materias primas, que actualmente afecta a la economía y la fuerte desindustrialización que vivió el país, donde el sector manufacturero bajó del 20.6% en 1990 al 13% del PIB en 2014, explican también la fragilidad de la misma. “Mientras China exporta el 94% de sus mercaderías en manufacturas, de las que un tercio corresponden a alta tecnología, sólo el 0.5% del total de las exportaciones colombianas son Tics”. El país vive entonces un proceso de re-primarización económica, aumento del sector servicios y desbalance comercial, porque las importaciones han crecido más que las exportaciones.

Ferrari afirmó además que la economía colombiana vivió una revaloración cambiaria porque las divisas procedentes de la venta de materias primas, privatización de grandes empresas públicas y endeudamiento del sector privado en el exterior, incidieron en el auge del mercado inmobiliario y en la bolsa de valores.
“Sin embargo, las tasas de interés crediticias, elevadas por la ineficiencia de los mercados de crédito y los precios de competencia monopolística en sectores como las comunicaciones -de los más caros del mundo- generan problemas de competitividad en el país, aunque esta situación está cambiando últimamente gracias a una regulación mayor”.
Ferrari dijo también que aunque en los últimos años el crecimiento de la economía colombiana ha sido aceptable, este crecimiento siempre ha sido inestable, volátil, debido a las fluctuaciones de los precios internacionales. Por eso, la caída en los ingresos por la exportación de materias primas, la menor recaudación de ingresos fiscales, la devaluación cambiaria, que se traslada a los precios domésticos y afecta la inflación, han incidido en la desaceleración de la economía, intensificado el desequilibrio fiscal en el país.
Como aspectos valorables Ferrari reseñó que el país tiene enormes posibilidades de desarrollo en sectores como el agrícola (39% de área agrícola) y que actualmente la industria manufacturera comienza a crecer. Sin embargo, en su opinión, Colombia aún tiene que resolver el gran escollo de la competitividad, porque ser productivo y rentable y para ello es necesario crear una nueva política monetaria, fiscal y regulatoria, desarrollar infraestructuras, crear economías de escala, aumentar las tasas de inversión y ahorro, penetrar en mercados internacionales, entre otros aspectos.
