
Por: Soraya Carvajal B.
Analizar críticamente los procesos sociales y los desafíos globales actuales fueron algunos de los objetivos de la XI edición de Periodismo Solidario, celebrado recientemente en Madrid.
En el evento, Cristina Manzano, directora de Esglobal, señaló que después de décadas de predominio del orden democrático capitalista, con Estados Unidos como potencia dominante y la Unión Europea como potencia emergente, el nuevo orden global está marcado por el fenómeno de la globalización, en una tercera fase, caracterizada por la gran capacidad tecnológica, el traslado de los centros de producción hacia múltiples sitios, con menores costes y mano de obra más barata; el abaratamiento de los medios de transporte o la reincorporación de China en el orden global.
Para esta analista, el nuevo orden global se caracteriza por:
- El declive de Estados Unidos que, pese a seguir siendo una potencia, está en declive debido a su participación en dos guerras que le han significado una alta inversión económica y de vidas, las cuales han dejado en su población el deseo de no querer seguir siendo el “policía mundial”, el garante de la paz. Así mismo, la crisis económica y un sistema político disfuncional, con un congreso que puede bloquear permanentemente propuestas como el techo presupuestario u otro tipo de iniciativas estratégicas, han causado mella en el liderazgo de esta nación.
- El fuerte ascenso de Asia, que puede incidir en un cambio en el equilibrio del poder global.
- La nueva agresividad de Rusia, debido a su deseo de recuperar cierto protagonismo en el orden global, pero también, debido a errores cometidos por Occidente, pues la incorporación de varios países de su órbita en la OTAN y la intención de Ucrania de ingresar en la Unión Europea, han sido entendidos por esta nación como una forma de intervención y como la violación de ciertos acuerdos tácitos.
- La incapacidad de la Unión Europea para decidir “lo que quiere ser de mayor”, que se evidencia en el fracaso en la asunción de la Constitución y la falta de voluntad política de los países para ir más allá y poner en marcha políticas e iniciativas necesarias para que la UE sea un motor de cambio.
- La presencia de los BRICS en el nuevo orden global pues, pese a su potencia demográfica y de recursos, aún son actores un poco difusos y su capacidad económica y peso real en el entorno internacional aún está por confirmarse.
- La regionalización, porque muchas de las decisiones y actuaciones internacionales se realizan a través de organizaciones como la OSCE, MERCOSUR, UNASUR, ASEAN ,Unión Africana, Liga Árabe, entre otras.
- Y la fragmentación del poder, pues en el concierto internacional actual las ONG, las corporaciones y la sociedad civil son actores que participan y desempeñan importantes roles.

Ante este panorama, esta especialista en temas internacionales, asegura que los retos a enfrentar son:
Los desafíos que tienen que ver con las personas: Entre ellos, los demográficos, pues para 2070 las previsiones de los expertos señalan que el mundo tendrá 9 mil millones de habitantes, con todo lo que ello implica en cuanto a presión sobre los recursos y la distribución de los mismos y con grandes masas de población desocupadas o decreciente en distintos rincones del planeta.
Las migraciones, serán otro de los desafíos, pues actualmente hay 215 millones de personas viviendo fuera de sus países de origen y las migraciones Sur-Sur ya son mayores que las que se producen Sur-Norte. Además, según Manzano, se debe considerar la importancia de las remesas monetarias que ya superan el volumen total de la actual ayuda al desarrollo.
Para esta experta en temas internacionales, otras variables a tener en cuenta son los retrocesos en materia de igualdad que se registran en diferentes países, el crecimiento de la población urbana global, que para el año 2050 se calcula en el 60% y el gran desafío de la desigualdad que está creciendo de manera abrumadora en distintas regiones y como muestra de ello, el más reciente informe de Oxfam señala que en Europa actualmente hay más de 122 millones de personas pobres.
Los desafíos que tiene que ver con la seguridad: El terrorismo, el extremismo islamista, los tráficos ilícitos que van desde las drogas, armas o medicamentos, hasta las personas, y cuyas ganancias se han integrado en las estructuras económicas de los países gracias al blanqueo de capitales son algunos de los principales desafíos.
Otros retos son el cambio climático, las pandemias, la seguridad financiera; la ciber-seguridad -uno de los aspectos que más preocupa a las estructuras de seguridad de Occidente-, y la proliferación nuclear que, aunque en su opinión, no es un peligro inmediato, tampoco es desdeñable.
Los desafíos a la hora de gestionar esa complejidad: Tienen que ver con el desfase, la obsolescencia e incluso la debilidad de las instituciones y organismos internacionales, pues sus estructuras y órganos de decisión no responden al mundo actual.
Por otra parte, para la analista internacional, la democracia está siendo cuestionada, desde fuera, porque hay otros modelos como el chino que ha dado resultados en aspectos como el económico y, porque la teoría de que cuando los países alcanzan cierto desarrollo económico alcanzan automáticamente la democracia se está viendo cuestionada.
Pero además, Manzano señala que la democracia también enfrenta cuestionamientos internos porque, incluso en países reconocidamente democráticos, ciertas expresiones de populismo, xenofobia o fascismo están ganando peso. En su opinión, otros desafíos a tener en cuenta son la gobernanza de internet y la incorporación de los nuevos actores como las ONG y la sociedad civil en los órganos de reflexión y decisión global.
“La globalización está aquí para quedarse, no creo que se pueda frenar siempre. Estamos en un momento de transición hacia no sabemos muy bien dónde. Estamos en una multipolaridad, con multiplicidad de actores y, aunque la historia nos enseña que los momentos de grandes transformaciones son momentos peligrosos, porque esos grandes saltos hacia delante se han producido con grandes dramas, también es verdad que ahora, tanto las instituciones globales como los ciudadanos, tenemos la mayor capacidad técnica para intentar poner en marcha mecanismos que nos ayuden a resolver esos problemas globales”, puntualizó.