
Por: Soraya Carvajal B.
¿Qué papel juegan el lenguaje, los discursos y la ideología en el ámbito de sostenibilidad?; ¿Los actores de la Responsabilidad Social Corporativa- RSC/RSE actúan de acuerdo a la lógica del sistema que pretenden transformar?; ¿Cómo se está construyendo la RSC/RSE en las grandes empresas?, ¿La RSC está atascada en el gobierno corporativo?, estas fueron algunas de las cuestiones que se abordaron en la segunda edición del evento “Activismo RSC”, realizado recientemente por el ICEI, con el ánimo de abrir espacios de diálogo y aportar en la construcción de una gestión responsable de las organizaciones.
En esta jornada Mercedes Molina Ibáñez, Vicerrectora de la UCM, señaló que los paradigmas neoliberales dominantes han ocasionado situaciones de graves desequilibrios en todo el planeta, pues el mercado está marcando las actuaciones políticas y sociales. Por eso, para esta académica cada vez es más necesario un “buen gobierno nacional e internacional”, en el que los derechos humanos, ambientales y la sociedad en su conjunto sean protagonistas, y donde haya una gestión responsable.
Molina Ibáñez aseguró además, que para integrar estos aspectos y avanzar hacia un nuevo paradigma son fundamentales las políticas públicas, como incentivadoras o impositoras, “pues a veces se necesitan actuaciones que impongan igualdad”.
RSC/RSE en las grandes corporaciones
Antoni Ballabriga, Director de Responsabilidad y Reputación Corporativa del BBVA, afirmó que actualmente el sector financiero está mediado por tres grandes tendencias: pérdida de la dignidad social, más acentuada en los países desarrollados; la creciente regulación del sector y el cuestionamiento de la dignidad de la profesión. Por ello, este directivo considera que los retos más importantes del sector financiero son reconstruir la confianza y la reputación desde dentro.
Para Ballabriga el rol fundamental del área de RSC/RSE, dentro de la empresa, es ser el radar que traduce y prioriza la “inteligencia social” para que los directivos de la organización tomen mejores decisiones, que aporten valor a todos los grupos de interés. Por eso, este ejecutivo considera que el reto de los departamentos de RSC/RSE es conectar con quienes tienen la capacidad de tomar decisiones en las empresas “y para ello es necesario crear una narrativa potente que conecte y haga que los equipos directivos realmente interioricen que la sostenibilidad vale más que la cuenta de resultados”. Sin embargo, Ballabriga reconoció que ha habido falencias para crear esa narrativa y que esta es una tarea colectiva, “porque de lo que se trata en el fondo es de generar un cambio cultural, al máximo nivel”.
Por otra parte, ante el cuestionamiento debido a las malas prácticas en el sector bancario, el alto cargo señaló que no se debería meter a todas las entidades en el mismo saco, aunque reconoció que “en España no se castigan las malas prácticas y eso corrompe el sistema. La justicia es muy lenta y eso mina la moral y explica en parte la desafección de los ciudadanos”.
A su vez Alberto Andreu, Director Global de Asuntos Públicos de Telefónica, señaló que sí hay ideología en la RSC/RSE, “al igual que en todo, en la educación, la medicina, el estado de bienestar, etc.”
“Todas las organizaciones siempre quieren más, más mercados, más ingresos, más clientes menos costes y nuestro rol (de la RSC/RSE) es muchas veces poner las líneas rojas al más, ahí donde se roza el concepto de legitimidad…nuestra labor es de equilibrio”, añadió el directivo, para quien es claro que “la cultura del rendimiento rápido no es sostenible en el largo plazo”.
Por eso, para Andreu el reto de la RSC/RSE es pasar de gestionar principalmente proyectos sociales que, en su opinión, limitan este trabajo a cierto “efecto placebo” para apostar por trabajar en equipo y de manera transversal en las organizaciones, apuntando hacia la “ideología de la sostenibilidad” como objetivo, lo que implica un cambio social, cultural y de pensamiento. “Es mejor hablar de sostenibilidad y pensar cuál es la naturaleza de nuestro trabajo, nuestra función, pensar en qué se hace, para qué se hace y cómo se hace”, afirmó Andreu.
¿Existe la sociedad civil?
Para Ramón Jáuregui, Diputado del PSOE en el Congreso, en los últimos cinco años en España se ha producido una ruptura brutal del proceso de legitimación social de la política y los partidos, pero también de las empresas, especialmente por las imágenes que el mundo empresarial está dando como respuesta a la crisis, con abanicos salariales disparatados, utilización exagerada y abusiva de las leyes laborales para producir reducciones de plantilla, recortes, depauperaciones y devaluaciones del mundo laboral. “Todo eso está ahí y el camino que habíamos recorrido en la RSE ha sufrido una caída importante y la sociedad está haciendo razonables críticas al mundo de la empresa”.
Según este político, otro de los factores que afecta la construcción de la RSE es la confusión conceptual existente, pues la RSE está centrada en la acción social de la empresa y hay un abuso del marketing social de las compañías, lo que dista de la práctica real de la responsabilidad social.
Para Jáuregui otro escollo que enfrenta la RSE es que en España no hay una sociedad exigente, que premie y castigue. “La gente cree que aquí hay una sociedad civil fantástica y no la hay, una sociedad civil articulada, integradora, con capacidad de liderazgo, con entidad, sinceramente no la hay (…) cuando fallan los partidos y cuando las instituciones están sufriendo un desgaste enorme, una sociedad civil potente, impulsa, orienta, establece criterios, pero en España no la hay”.
El diputado afirmó además que actualmente se ha protocolizado el trabajo en RSC/RSE, pues las compañías han rutinizando sus esfuerzos y acaban subcontratando la elaboración de las memorias a una consultora, lo que de hecho evidencia la poca importancia que le dan a la RSC/RSE. Para Jáuregui otro de los fallos es que la RSE no ha permeado a la empresa, no es horizontal, ni responde a todos los planes de las compañías, por eso, considera necesario que la ley obligue a las empresas a cumplir en materia de RSE y especialmente en materia de derechos humanos. “Hay que hacer converger que la empresa necesita ser rentable y responsable”.
Para Jáuregui otra falencia clave es que, a diferencia del neoliberalismo, la RSE/RSC no se ha impuesto como una idea fuerza, no tiene notoriedad ideológica, soporte intelectual, ni es una idea que manejen los líderes. “¿La RSE tiene futuro?, sí; ¿tiene sinergias con los nuevos paradigmas?, sí; ¿queremos que las empresas sean agentes fuertes en el cambio social?, sí, pero en RSE está todo por hacer”, aseguró el diputado.
A su vez, Carles Campuzano, Diputado de CiU, señaló que en España hay un déficit de sociedad civil, de espacios de discusión y que además existe una desconexión entre la sociedad civil organizada con el resto de la sociedad, dado que no comparten intereses.
“Entre la universidad, que genera pensamiento, y la acción política gubernamental, legislativa o de control parlamentario, no hay espacios de intersección, no hay organismos que ayuden a generar pensamiento o que permitan tener espacios de discusión incluso entre posiciones ideológicas distintas y es ahí donde se prueba la calidad del sistema democrático (…) Además, la mayoría de los debates que se suceden en los medios de comunicación sobre los asuntos colectivos, tan sólo ayudan a generar ruido, no ayudan a generar pensamiento”.
Campuzano afirmó además que quienes, como él, han participado en el movimiento de la RSC deben hacer autocrítica porque “no hemos vinculado, incorporado la RSC a la visión de la gobernanza de las empresas”.
Este diputado aseguró además que cualquier aproximación seria acerca de la RSC debe asumir el debate acerca de la cuestión de los impuestos, pues la cuestión fiscal debería plantearse con toda la fuerza. En ese sentido, dio la voz de alerta al señalar que en algunas mesas de trabajo de la OCDE se ha discutido la doble ‘no’ imposición a las empresas, de manera que no tributen ni donde tienen la sede social ni donde ejerzan su actividad económica, desde la idea de que superar la crisis económica no puede pasar por subir los impuestos a las clases medias y a las empresas, porque eso termina acabando el sistema.
Otros escollos
Pedro Ortún, DG de Empresa e Industria de la Comisión Europea, aseguró que para fortalecer el debate en torno a la RSC es necesario implicar mucho más a los líderes políticos, sindicales, empresariales, de ongs, presidentes, consejeros, entre otros, para que asuman un compromiso público respecto a la RSC
Ortún señaló además que se necesita sensibilizar a los consumidores, inversores, administraciones públicas, empresas (como empleadores), ciudadanos, para que sean los principales motores de la RSC/RSE desde abajo, desde la base e incorporen en sus procesos de decisión interna todos los criterios de responsabilidad social.
Este directivo también hizo un llamado para que los medios de comunicación se impliquen más con la RSC pues, en su opinión, actualmente los temas de la RSC sólo son tomados con seriedad por parte de pequeños medios especializados y ninguno de los grandes medios de comunicación se ha implicado. “Si los medios de comunicación fueran mucho más responsables, podrían generar espacios de discusión y contribuir más a este debate”, dijo Ortún.
Para José Carlos González, Responsable Federal de RS, Inversión Responsable y Sostenibilidad en Comfia-CCOO, en gran parte de la RSE actual hay una fuerte ideología ultra liberal, una ideología que tiene que ver con las causas de la crisis. “Existe una RSE del ‘Tea Party’ que piensa que los sindicatos son una cosa anticuada y que habría que terminar con ellos, que cree que la política está de más y las grandes corporaciones podrían sustituir al Estado y que promociona la acción social mientras dinamita las políticas de bienestar”, afirmó el líder sindical.
Según González el sector empresarial español no quiere aceptar los nuevos conceptos de la RSE, definidos por las directrices de la UE. “Se está frenando la compra pública responsable, no se está implantando lo que se consensua a nivel político, hay demasiados obstáculos y uno fundamental es la falta de indicadores para orientar a las empresas (…) Los indicadores hablan de concreción, por eso es necesario contar con indicadores de retribución, de equidad, fiscalidad, que demuestren la apuesta fiscal de las empresas, indicadores de cumplimiento legal, sobre cadenas productivas, etc.”
Para este representante sindical en España se requieren una política fuerte en materia de RSE, contar con leyes fuertes y responsables que ayuden a trabajar en RSE, mejorar la representatividad de los grupos de interés y que haya diálogo entre empresas y sindicatos, porque en su opinión, en este momento no lo hay.